“Es un error grave rechazar lo distinto”
Rosa María Calaf puede presumir de haber pisado casi todos los países del planeta. En la actualidad sólo le restan 11 estados para que su presencia mundial sea completa. Viaja con independencia desde que tiene 14 años y el discurrir de la vida le ha convertido en uno de los rostros más reconocibles del periodismo […]
Rosa María Calaf puede presumir de haber pisado casi todos los países del planeta. En la actualidad sólo le restan 11 estados para que su presencia mundial sea completa. Viaja con independencia desde que tiene 14 años y el discurrir de la vida le ha convertido en uno de los rostros más reconocibles del periodismo español. Ella será una de las protagonistas de Periplo, el Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras que a partir del próximo lunes y hasta el día 16 llenará de interesantes relatos el barrio de La Ranilla del Puerto de la Cruz.
 
– Llega hasta Periplo para hablar de su experiencia como periodista de internacional y después de haber recorrido más de medio mundo ¿Cómo ha influido en la personalidad de Rosa María Calaf  estos viajes?

– Me ha enseñado a relativizar. A establecer adecuadamente las prioridades. A valorar las situaciones de forma más ecuánime.  A comprender mejor al otro y a conocerme mejor a mí misma. Viajar con ojos, oídos y mente abiertos es una escuela inigualable
 Con solo 17 años viaja sola a Estados Unidos, ¿para qué le sirvió esa experiencia?
 
– Con 14 años viajé sola y estudié en verano en Francia, con 17 viajé sola a una escuela de montaña en Vermont (USA)  y conviví con una familia en Washington, recién cumplidos los 18 recorrí durante un par de meses Europa en auto stop… Estas magníficas oportunidades, muy insólitas para una niña en la España  de los 50-60, me hicieron dar cuenta  de que de lo que se aprende es de lo diferente, de que es un error grave rechazar lo distinto. 
 
– Si tuviera que definir en tres palabras el periodismo español cómo lo haría
– Tendencia, sectaria y ajena a la vocación informativa.
Se culpa a las empresas periodísticas de la situación actual del periodismo, pero ¿qué papel han jugado los periodistas en esa crisis informativa?
 
– Un papel importante porque  no hemos sabido resistir al deterioro, pero, desde luego, a mayor poder mayor responsabilidad y el periodista es el eslabón más débil.
 
– En sus inicios, fue periodista de TV3 ¿qué papel están jugando en estos momentos las televisiones autonómicas?
 
– Yo nunca trabajé como periodista  en TV3, fui del equipo fundador y diseñé la programación y producción.  Las autonómicas  son muy distintas unas de otras. En general falta pluralidad, pero el grado difiere mucho.
 
 La etapa de Fran Llorente como jefe de Informativos de TVE se recuerda como una de las épocas de mayor independencia y objetividad del medio público, ¿pero qué haría falta para volver a ese periodo?
 
– Alguien que  crea en lo que se debe hacer y pelee por ello, como hizo él por cumplir con el objetivo  de  un servicio público. Voluntad política que no interfiera con intereses de grupo. Una ciudadanía que entienda bien -porque se le haya explicado- el valor de lo público.
 
– ¿Los medios de comunicación europeos han estado a la altura en la crisis de los refugiados? Después de haber cubierto infinidad de conflictos ¿cree que la situación en Siria se puede solucionar de alguna manera?

– Según la Ethical Journalism Network y yo estoy de acuerdo, la crisis se empezó a cubrir tarde y mal. Cayendo en estereotipos y clichés, a menudo inducidos. El lenguaje que se usa es inadecuado, sea por rutinas ignorantes o favoreciendo causas xenófobas. Se informa  por la emoción y no por el conocimiento.  No se plantean las preguntas que conduzcan a identificar responsabilidades e intereses, el «a quién beneficia». La situación  de Siria ahora es muy compleja. El resolverla pasa por una obviedad: que quienes juegan en ella sus intereses estratégicos y económicos tengan la voluntad de hacerlo.
 
– ¿Por qué no interesa a los grandes medios de comunicación temas como el hambre  en el mundo?

– Porque los valores se han ido pervirtiendo y la «persona» ha dejado   de estar en el centro del interés.  No es el interés común, el de la mayoría el que persigue el actual modelo de sociedad, sino el de unos cuantos. Informar e informarse sobre el hambre significa tener que preguntar y preguntarnos cuánto la miseria de unos tiene que ver con el despilfarro de otros.
 
– ¿Qué valor le da al periodismo ciudadano a través de las redes sociales?
 
– Me parece muy relevante la posibilidad de interacción, de denuncia, de alerta, de los que venga del ciudadano, pero eso no es periodismo. Es una herramienta valiosa pero que debe ser utilizada con cuidado. Se requiere contrastar, confirmar. Es como si fuéramos a usar la medicina ciudadana para operarnos del corazón.
 
 ¿Tiene la impresión que la tecnología se ha tragado al periodismo de reflexión y análisis?
 
– Sin duda. Se está poniendo  el contenido al servicio de la herramienta en lugar de la herramienta  al servicio del contenido.  Prima la inmediatez, la prisa, la superficialidad, lo efímero. Como todo instrumento, puede ser usado bien o mal.

– Cada vez más surgen medios alternativos apoyados por socios o se crean cooperativas con la finalidad de poder mantener un medio de comunicación plural, ¿qué futuro le esperan a estas iniciativas?
 
– Creo que son la esperanza porque los medios convencionales están demasiado atrapados  en  el pensamiento único,  demasiado alejados de la vocación periodística entendida como servicio. Pero dependerá de cómo se transforme la sociedad, de que se entienda bien la necesidad de una buena información, rigurosa, independiente, plural para contribuir a garantizar libertades y derechos. 

Por último, en  la agenda de Rosa María Calaf ¿cuál es el viaje que aparece más inmediato?
 
 – Fuera de España,  mi próximo destino espero sea Etiopía y Djibouti, en busca de completar los 11 países que me quedan por visitar…